El agua para consumo humano o agua potable se define
como el agua empleada en las diversas actividades domésticas, independiente de su
origen y suministro y que presenta características físicas, químicas y
microbiológicas que garantizan su inocuidad y aceptabilidad para los
consumidores (NTE INEN 1108, 2018). El agua para consumo humano es esencial para la
vida, para la salud y para una existencia productiva. Sin embargo, la salud de
los seres humanos no solo depende de la acceso y disponibilidad de agua, sino de
la calidad que esta posea (Cirelli, 2012).
Estudios efectuados por
la Organización de las Naciones Unidas indican que la cantidad de agua dulce presente
en el planeta, es suficiente para cubrir las necesidades básicas de todos los
seres humanos, sin embargo, la gestión deficiente del recurso, la mala
administración de los recursos económicos destinados para las redes de
distribución, tratamiento y calidad del agua, la falta de compromisos políticos
para un adecuado abastecimiento, entre otras causas, han originado que cerca de
1,100 millones de personas en el mundo no tengan acceso al agua potable.
El agua de consumo humano segura, tal como lo indica la Organización Mundial de la Salud en sus Guías para la calidad del agua de consumo humano, no ocasiona ningún riesgo significativo para la salud cuando es consumida durante
toda una vida, teniendo en cuenta las vulnerabilidades diferentes que se pueden
presentar en distintas etapas de la vida. Sin embargo, las diversas actividades
generadas por el hombre han provocado la modificación de la calidad del agua,
provocando niveles de contaminación que hacen que este recurso deje ser seguro para
el consumo humano (Chulluncuy,
2011).
Una amplia gama de compuestos orgánicos e inorgánicos
generadas por las actividades industriales, mineras, áreas militares,
vertederos de depósitos de basura, plaguicidas, sales originadas por las
intrusiones de origen marino, son los principales contaminantes de las aguas
subterráneas. En el caso de las aguas superficiales, los contaminantes
orgánicos e inorgánicos proceden de fuentes puntuales urbanas, industriales y
áreas de ganadería, filtraciones de vertederos de escombros y filtraciones de
embalses
(Cirelli,
2012). Por su parte, las actividades agropecuarias como
movilización de animales, cultivos, abonos orgánicos mal procesados y disposición
inadecuada de aguas residuales, son las principales actividades que afectan la calidad
microbiológica de las fuentes de agua (Núñez N, Fraile I & Lizarazu, 2009).
Las
características naturales de la Tierra, también afectan la calidad del agua, aportando
cantidades elevadas de hierro reducido, flúor, arsénico y sales a las aguas
subterráneas, limitando su consumo. Las erupciones volcánicas, las inundaciones
y sequías también pueden desencadenar en el deterioro del ambiente acuático. A
pesar de esto, los eventos naturales impactan menos en la calidad del agua, que
las diversas actividades del hombre (Pepper et al., 1996).
Los criterios de
calidad para el agua de consumo humano se han establecido considerando el agua
de primer uso o sin contaminantes tóxicos añadidos. Las investigaciones científicas
han demostrado que los productos químicos empleados en la industria, ganadería,
medicina, entre otras actividades, pueden incorporarse en el medioambiente,
dispersarse y persistir por largos periodos de tiempo y cubrir grandes
superficies. La eficiencia de los tratamientos de las aguas residuales
actualmente empleados, no permite eliminar los contaminantes por completo, por
lo tanto, pueden alcanzar las aguas superficiales con relativa facilidad y ser
consumidas por el ser humano (Cirelli, 2012).
La presencia de
contaminantes químicos en el agua, puede ocasionar potenciales efectos en la
salud de los consumidores como procesos fisiológicos anormales, disminución de
la capacidad de reproducción, aumentos de los casos de cáncer, entre otros (Cirelli,
2012). Los agentes microbianos tales como bacterias, virus, protozoos u otros organismos,
también generan impactos evidentes en la salud de los consumidores (afecciones
intestinales), pero a diferencia de los contaminantes químicos cuyos efectos
adversos en la salud se evidencias como consecuencia de una exposición
prolongada, la presencia de microorganismos en el agua de consumo humano genera
efectos adversos a la salud con una sola exposición (Guías para la calidad del agua de consumo humano OMS, 2018).
El agua para consumo
humano es normalmente garantizada por las autoridades locales, existen para
este efecto normativas de calidad que deben cumplir el agua para llegar a los
consumidores, en estos documentos se proporcionan una lista de compuestos y su
respectivo nivel tolerable o valor de referencia, En el Ecuador, los análisis
para garantizar la inocuidad y aceptabilidad del agua se realizan de acuerdo a
lo establecido en la Norma Técnica Ecuatoriana NTE INEN 1108, Agua para consumo humano. Requisitos.
Tal como sugiere la Organización
Mundial de la Salud en sus Guías para la
calidad del agua de consumo humano, los contaminantes descritos en la NTE
INEN 1108 fueron seleccionados de acuerdo con un análisis de la presencia a
nivel nacional, el impacto en la salud de los consumidores y la afectación en
las características de aceptabilidad (color, olor, sabor). De esta manera, la
determinación de arsénico, cadmio, cloro residual, cobre, color aparente,
cromo, fluoruro, mercurio, nitratos, nitritos, plomo, turbiedad y la presencia
de coliformes fecales, Cryptosporidium y Giardia, constituyen los requisitos químicos, físicos y
microbiológicos esenciales que debe cumplir el agua para ser considerada inocua
y aceptable para consumo humano (NTE INEN, 1108).
Bibliografía
- Cirelli (2012). El agua: un recurso esencial. Instituto Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua (CETA), Universidad de Buenos Aires
- ChulluncuyNadia (2011), Tratamiento de agua para consumo humano. Universidad Nacional Mayor de San Marcos Ingeniería Industrial n° 29, 2011, ISSN 1025-9929, pp. 153-170
- Guías para la calidad del agua de consumo humano, cuarta edición que incorpora la primera adenda [Guidelines for drinking-water quality: fourth edition incorporating first addendum]. Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 2018
- NTE INEN 1108 (2019). Agua para consumo humano. Requisitos. Quito- Ecuador.
- Núñez N, Fraile I & Lizarazu J (2009). Microorganismos patógenos del agua. Estudio de Molinao Erreka. Meridies [Revista en Internet]; (13):69–76. Disponible en: http://www.laanunciataikerketa.com/trabajos/microorganismos/in.html.
- Pepper, I.L., Gerba, Ch. P. y Brusseau, M.L. (Eds). (1996). Pollution Science, Academic Press,UK.
- Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica (2010). Agua potable, Diversidad biológica y Desarrollo: Guía de prácticas recomendadas. Montreal, 41 + iii páginas
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