Por Andrea C. Santana Pérez
En la actualidad existen evidencias que muestran que la temperatura promedio de la atmósfera y del mar se está incrementando desde mediados del siglo XIX. Este fenómeno se explica por el hecho de que el efecto invernadero ha vendido acentuándose por la concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de actividades humanas. Los GEI se identifican como la causa principal del cambio climático y su gestión es crucial para ayudarnos a adaptarnos a sus consecuencias. Este fenómeno, usualmente conocido como “calentamiento global”, tiene el potencial de cambiar los patrones climáticos en todo el planeta. (BÁRCENA, SAMANIEGO, PERES, & ALATORRE, 2020)
El desarrollo de normas para armonizar la práctica de mitigación de GEI, reducir costos y conseguir la adaptación a los efectos del cambio climático, se espera que sea una solución para lograr el beneficio general de un clima seguro, siempre y cuando éstas se apliquen con éxito en todo el mundo. (ISO, 2016)
La mitigación y adaptación están estrechamente vinculadas porque perseguir la mitigación a través de las reducciones de los GEI, inevitablemente se traducirá en la necesidad de un mayor grado de adaptación a los impactos del cambio climático. Las posibles sinergias entre las acciones de adaptación y las acciones de mitigación del cambio climático son importantes para conseguir un desarrollo sostenible de la economía.
El Organismo de Normalización Internacional (ISO), ha desarrollado documentos que ayudan a cumplir ODS 13 Acción por el clima, entre estas se encuentran la familia de normas ISO 14000, la cual detalla herramientas prácticas para que las organizaciones gestionen el impacto de sus actividades en el ambiente.
Este conjunto de normas incluye a la ISO 14001, Sistemas de gestión ambiental: requisitos con orientación para su uso, la serie ISO 14064 alineada con el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y compatible con la mayoría de los programas de GEI, las cuales proporcionan especificaciones para la cuantificación, el seguimiento y la validación/verificación de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que la ISO 14067 especifica los principios, requisitos y directrices para cuantificar y notificar la huella de carbono de los productos.
Otras normas en esta área incluyen ISO 14080, que brinda a las organizaciones un marco para desarrollar metodologías consistentes, comparables y mejoradas en la lucha contra el cambio climático, la ISO 14090, la ISO 14091, y la ISO 14092 que abordan el tema de adaptación al cambio climático y la Guía ISO 84, Directrices para abordar el cambio climático en la normalización, que está dirigida a aquellos involucrados en desarrollo de normas.
De esta serie de normas el INEN ha adoptado 35 documentos normativos como normas nacionales. Adicional a esto, el INEN a través de la Dirección Técnica de Normalización tiene activo el Comité Nacional Espejo ISO/TC 207, Sistemas de Gestión Ambiental, en el cual se revisan los documentos normativos internacionales que ayudan a monitorear el cambio climático, cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero y promover buenas prácticas en la gestión ambiental.
Finalmente, es importante mencionar que las normas son herramientas a disposición, que apoyan a encontrar soluciones innovadoras de adaptación al cambio climático, y fomentan acciones preventivas para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, por este motivo es importante impulsar su desarrollo en sus diferentes etapas.
Bibliografía
BÁRCENA, A., SAMANIEGO, J., PERES, W., & ALATORRE, J. (2020). La emergencia del cambio climático en América Latina y el Caribe ¿Seguimos esperando la catástrofe o pasamos a la acción? Obtenido de https://www.cepal.org/sites/default/files/events/files/19-00711_lbc_160_emergencia-cambio-climatico_web.pdf
ISO. (Enero - Febrero de 2016). ISO Focus. Obtenido de https://www.iso.org/files/live/sites/isoorg/files/news/magazine/ISOfocus%20(2013-NOW)/sp/isofocus_114.pdf
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